En una final vibrante, los Springboks fueron certeros en los momentos justos, supo defenderse y quedarse con un ajustado triunfo por 12-11. De esta manera se convirtieron en campeones del mundo por cuarta vez en su historia.
Los cuarenta minutos iniciales tuvieron a Sudáfrica como la gran protagonista. Los Springboks expusieron una inteligencia superlativa a la hora de plantear el partido desde lo técnico-táctico. Tomando la iniciativa en todo momento y obligando a los All Blacks a ceder territorio y buscar la infracción. De este modo, con cuatro penales convertidos, la puntería de Handré Pollard, puso a su equipo arriba en el marcador 12-6, ya que Richie Mo’unga acertó las dos chances que tuvo para romper el cero.
Más allá de lo que decía el tanteador, Sudáfrica parecía demostraba mayor atencióm en los pequeños detalles, presionando y jugando en campo rival y sav¡cando provecho en cada chance de sumar a través de su apertura. El trabajo del tercera línea, Pieter-Steph du Toit en defensa, fue de de lo mas destacado.
Durante los primeros cuarenta minutos Nueva Zelanda se sintió bastante incómodo y además, jugando en desventaja por las amonestaciones de Shannon Frizell por una limpieza peligrosa sobre Bongi Mbonambi y promediando el primer capítulo, sería Sam Cane, quien recibiría una amonestación con bunker incluido, para que posteriormente sea expulsado por tackle peligroso sobre Jesse Kriel, dejando a sus compañeros con un jugador menos.
El inicio del segundo parcial todo mostró una mayor paridad. Nueva Zelanda mostró una mejoría disciplinaria, Sudáfrica ya no tendría el control de pelota y además se quedaría sin su capitán Siya Kolisi durante diez minutos por amarilla.
Ambos entrenadores comenzaron a mover el banco de suplentes para darle un poco de frescura en los packs, dado que el reloj estaba avanazado.
Cuando los All Blacks aceleraron, Mark Telea sería el creador de los espacios para aproximarse al ingoal sudafricano, y el fullback, Beauden Barrett sería quien convierta el primer try de su equipo y dejar las cosas 12-11, ya que Richie Mo’unga fallaría la conversión.
Nuena Zelanda comenzó a mostrar su chapa, se fue imponiendo, ganando en las formaciones fijas, sometiendo a los sudafricanos y poniéndolos bajo presión. Con Ardie Savea como punta de lanza, el XV dirigido por Ian Foster inclinó totalmente la cancha a su favor.
Los Springboks con el tiempo y el resultado a favor, comenzó a tomar mayor protagonismo, generando que los últimos instantes del duelo sean electrizantes. Pero Nueva Zelanda que tuvo un gran complemento, tuvo la chance de pasar al frente con un penal de Jordie Barrett pero el centro a distancia iba a fallar en su envío a los postes.
Con uñas y dientes Sudáfrica comenzó a defenderse ante cada embate de los hombres de negro y así esperar el pitazo final del árbitro, Wayne Barnes, para consagrarse nuevamente campeón en Francia como en 2007. Finalmente se convertiría en bicampeón del mundo, levantando la Copa Williams Webb Ellis por cuarta vez en su historia.
